Alcaldesa de Broadview se enfrentó a una tormenta de protestas en la reunión de junta del lunes noche. La situación comenzó cuando manifestantes, quienes habían estado protestando contra el centro de detención de inmigración y control de aduanas (ICE) en el suburbio durante varios meses, bloquearon la entrada a la sala donde se estaba celebrando la reunión.
La alcaldesa Katrina Thompson intentó responder a las críticas de los manifestantes, quienes acusaban al gobierno de no proteger su libertad de expresión y de fracasar al no trabajar con ellos para detener la expansión del centro de ICE. Sin embargo, las cosas se descontrolaron rápidamente.
En un giro inesperado, Thompson golpeó su mazo en la mesa, gritando "Otro estallido y despejaré la sala". La policía intervino rápidamente y guió a los manifestantes y residentes fuera de la sala. La situación se convirtió en una discusión calurosa entre los manifestantes, quienes argumentaban que la libertad de expresión no debía limitarse solo a ellos.
La respuesta del alcalde fue particularmente escandalosa para muchos, quienes consideraron que su postura fue más similar a la de un régimen autoritario que a la de una defensora de los derechos de las personas. En un comunicado posterior, Thompson argumentó que los manifestantes solo querían ser escuchados y que no estaban dispuestos a trabajar con ella para encontrar una solución.
La noche terminó en el estacionamiento del ayuntamiento, donde algunos residentes discutieron con los manifestantes y otros asistentes. Algunos acusaron a los manifestantes de secuestrar la reunión y a otros de ser forasteros que no comprendían las preocupaciones locales.
La situación refleja el conflicto creciente en el país entre quienes defienden la libertad de expresión y aquellos que consideran que esta libertad debe limitarse por razones de seguridad o orden.
La alcaldesa Katrina Thompson intentó responder a las críticas de los manifestantes, quienes acusaban al gobierno de no proteger su libertad de expresión y de fracasar al no trabajar con ellos para detener la expansión del centro de ICE. Sin embargo, las cosas se descontrolaron rápidamente.
En un giro inesperado, Thompson golpeó su mazo en la mesa, gritando "Otro estallido y despejaré la sala". La policía intervino rápidamente y guió a los manifestantes y residentes fuera de la sala. La situación se convirtió en una discusión calurosa entre los manifestantes, quienes argumentaban que la libertad de expresión no debía limitarse solo a ellos.
La respuesta del alcalde fue particularmente escandalosa para muchos, quienes consideraron que su postura fue más similar a la de un régimen autoritario que a la de una defensora de los derechos de las personas. En un comunicado posterior, Thompson argumentó que los manifestantes solo querían ser escuchados y que no estaban dispuestos a trabajar con ella para encontrar una solución.
La noche terminó en el estacionamiento del ayuntamiento, donde algunos residentes discutieron con los manifestantes y otros asistentes. Algunos acusaron a los manifestantes de secuestrar la reunión y a otros de ser forasteros que no comprendían las preocupaciones locales.
La situación refleja el conflicto creciente en el país entre quienes defienden la libertad de expresión y aquellos que consideran que esta libertad debe limitarse por razones de seguridad o orden.